domingo, 7 de julio de 2013

El Siglo de las Luces (introducción de Joan Sureda)

El Siglo de las Luces (1996) (introducción de Joan Sureda), en  Historia del Arte Español, Planeta (Vol.VIII), págs:5-6

En 1762 Jean Jaques Rousseau publicó Du contrat social ou principes du droit politique, obra en la que el filósofo francés replanteaba  las relaciones entre la legítima aspiración que tiene el individuo de alcanzar la felicidad y la necesidad de que progrese el bien común o social. Para que ambas exigencias lleguen a buen fin, el hombre, según Rousseau, debería renunciar a sus derechos naturales y abandonarse a la protección del estado, que procuraría la libertad y la igualdad de todos los seres humanos; el legislador, intérprete de la voluntad del pueblo soberano, no habría de actuar más en beneficio de las minorías ostentadoras del poder, aristocrático o económico, sino en aras de proteger el bienestar social; las sociedades deberían gobernarse por los principios de la democracia y Roma habría de ser considerada como modelo para la creación de una verdadera religión de Estado.
El 26 de marzo de 1800, Gaspar Melchor de Jovellanos, desde su exilio en Gijón, escribía a Carlos IV: "Señor: Un extranjero que arribó a este puerto la semana pasada aseguró que acababa de imprimirse en Francia una traducción castellana de la obra titulada El contrato social y que en ella se habían insertado algunas notas que deben ser más peligrosas y subversivas que la misma obra.(...) Por tanto aunque no haya visto este libro (...) me apresuro lleno de inquietud y amargura, a elevarla a la suprema atención de V. M. :1º) A fin de que si fuese de su real agrado mande dar las más prontas y eficaces providencias para estorbar la entrada de libro tan pernicioso en sus dominios. 2º) Para que mande inqurir su autor e imponerle el condigno castigo (...)"
Aunque el hecho no es infrecuente en la España de finales del siglo XVIII, no deja de extrañar que, en el momento crítico en que Europa rompía el equilibrio social que había legtimado secularmente a la monarquía, un hombre del talante de Jovellanos - uno de los más notables intelectuales del siglo XVIII español, si no el que más; el ilustrado que como jurista, hombre de Estado y escritor dio a luz al reinado de Carlos III; aquel que su amigo Francisco de  Goya pintó elegante y melancólicamente sentado junto a su mesa de trabajo (...) se dirigiese a un rey voluble y débil como era Carlos IV instándolo a aque actuase como inquisidor de las ideas que hasta entonces habían guiado su intelecto.
El hecho, por extraño y paradójico que parezca, refelja en cualquier caso una España alarmada por el devenir de la Revolución Francesa, asustada por sus estragos; (...)
En la evolución de España se echa en falta el asentamiento de la revolución enciclopedista dieciochesca, ya que si bien gozó de gentes ilustradas e incluso de monarcas propicios a las Luces, como lo fue - con reservas- Carlos III, no feu acapaz de alcanzar el triunfo de la Ilustración.(...)

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