sábado, 9 de noviembre de 2013

Lenguaje judicial

28 de septiembre de 2011. 04:00h Enrique LÓPEZ.

El Ministro de Justicia ha defendido recientemente la necesidad de que el derecho hable «como habla la gente», reclamando a profesionales e instituciones que empleen un lenguaje jurídico comprensible para el ciudadano. Recalcó que el acceso a la Justicia también radica en el derecho a comprender y destacó «el derecho de los ciudadanos a comprender lo que les dice la Justicia desde la primera notificación hasta la sentencia». No puedo estar más de acuerdo y como principio general es absolutamente asumible. La cuestión es que estamos en el año 2011 y la Carta de los Derechos del Ciudadanos ante la Justicia se aprobó el 16 de abril de 2002, la cual reza, en relación con el derecho a una justicia más comprensible, lo siguiente: «5.- El ciudadano tiene derecho a que las notificaciones, citaciones, emplazamientos y requerimientos contengan términos sencillos y comprensibles, evitándose el uso de elementos intimidatorios innecesarios. 6.- El ciudadano tiene derecho a que en las vistas y comparecencias se utilice un lenguaje que, respetando las exigencias técnicas necesarias, resulte comprensible para los ciudadanos que no sean especialistas en derecho. Los Jueces y Magistrados que dirijan los actos procesales velarán por la salvaguardia de este derecho. 7.- El ciudadano tiene derecho a que las sentencias y demás resoluciones judiciales se redacten de tal forma que sean comprensibles por sus destinatarios, empleando una sintaxis y estructura sencillas, sin perjuicio de su rigor técnico. Se deberá facilitar especialmente el ejercicio de estos derechos en aquellos procedimientos en los que no sea obligatoria la intervención de Abogado y Procurador». Está casi todo dicho, lo único que restaba era comenzar a trabajar, pero no cabe duda de que, aunque con demora, esta iniciativa es positiva. La Justicia representa un derecho fundamental, tal cual es el derecho a la tutela judicial efectiva, y como tal su función esencial es resolver los conflictos jurídicos que se producen en el seno de la sociedad, para lo cual, además de llevar a cabo su cometido, lo debe desarrollar de una forma y en unos términos que sean comprensibles para el ciudadano. Ahora bien, no caigamos en falsos populismos, el derecho es una ciencia con un lenguaje especial, como todas las ciencias, y es y debe ser compatible el esfuerzo por hacer comprensibles las decisiones judiciales al ciudadano, y la necesaria utilización de las reglas jurídicas en la aplicación del derecho, no pudiendo prescindir en la mayor parte de sus instituciones, de las denominaciones acuñadas por la ciencia del derecho. Los conceptos jurídicos tienen en su gran mayoría un origen abstracto, en tanto en cuanto son entes de razón, con un grado muy elevado de complejidad en su concepción y concreción en su fijación, de tal modo que cuando se utiliza el concepto cualquier experto sabe a lo que nos estamos refiriendo, sin necesidad de usar un lenguaje descriptivo (ratificación, pretensión, inhibición, etc.). El uso de este tipo de conceptos es necesario y obligatorio, sobre todo en una ciencia que se basa en la aplicación de un lenguaje legalizado a un supuesto de hecho a través de unas reglas preestablecidas de aplicación e interpretación. El lenguaje es la herramienta de trabajo del derecho, y cuanto más preciso y exhaustivo sea, mayor seguridad jurídica generará. Sin embargo, esto no justifica el carácter arcaico de algunos de los términos usados; el lenguaje del derecho es un lenguaje en el que concurren muchos términos específicos que obedecen a «cultismos» procedentes del latín y cuya evolución gramatical-histórica ha sido mínima. Hay que hacer un esfuerzo por evolucionar con el lenguaje general, evitando los cultismos y «latinismos» ociosos. Creo que cuanto más cercana está un área de comunicación a la vida diaria, social y privada, más comprensible será para la inmensa mayoría de los ciudadanos. Pero no debemos confundir los términos: el derecho no puede abandonar su lenguaje técnico y ello no es incompatible con el esfuerzo de hacerlo más compresible a los ciudadanos. La Carta antes referida ya distinguía entre procedimientos en los que se cuenta con abogado y procurador y los que no, en los primeros es obligación del profesional explicarle a su cliente el sentido de las resoluciones judiciales. En el segundo caso, es obligación de los propios jueces hacer compresible su decisión. Lo importante es que el afectado entienda lo que se ha resuelto y por qué y, de forma paralela, que la sociedad, con carácter general, perciba más y mejor las decisiones de la Justicia. Para esto último resulta de especial importancia el mundo de los medios de comunicación y, a la vista de cómo se explican determinadas resoluciones judiciales en los últimos tiempos, creo que queda mucho más que hacer en este mundo que en el del lenguaje jurídico. De nada sirve hacer esfuerzos para hacer entendible la Justicia si hay medios de comunicación totalmente enfrentados con la objetividad y reñidos con la verdad, pero esto es otro tema.

http://www.larazon.es/detalle_hemeroteca/noticias/LA_RAZON_400357/9320-lenguaje-judicial#.Un5kPnCP9KB

viernes, 1 de noviembre de 2013

Bajo el mar de Cabrera

La exploradora y activista Alexandra Cousteau se enfundó un traje negro de neopreno, calzó las aletas y cargó con el equipo de respiración bajo el mar. Al mediodía del último día de octubre, se zambulló en unas aun templadas y movidas aguas litorales del parque nacional de Cabrera, en las islas Baleares. Acompañó a los científicos y cámaras submarinos de la organización internacional Oceana, que dirige en Europa el ecologista y biólogo Xavier Pastor en una de sus campañas.
La nieta del pionero proteccionista y divulgador marino Jacques Cousteau e hija de su malogrado sucesor Philippe, se documentó, otra vez, sobre el esplendor protegido de este paraje mediterráneo natural. Oceana reclama la ampliación del perímetro del parque, más allá de cuatro millas de Cabrera, para que los barcos arrastreros, de manera ilegal, no puedan seguir asolando las periferias submarinas de gran valor.
Formaciones coralíferas de hasta un metro de altura, bosques intactos y jardines y gorgonias coloristas forman la piel invisible de la tierra sumergida habitada por una fauna de gran valor, zona de cría de especie de valor comercial. Alexandra Cousteau expresó su compromiso para que crezca el ámbito de preservación y vigilancia del más que simbólico parque nacional marítimo terrestre del archipiélago de Cabrera, creado en 1991 en las Cortes españolas. Cabrera en verano es un foco de atracción de navegantes y turistas de excursión.
“Hay que multiplicar por nueve su superficie marina para amparar la riqueza de los fondos del mar alrededor y la entidad del parque”, señaló Cousteau. El Gobierno balear, del PP, no asume esta tesis y se muestra sensible a las sugerencias y presiones de los pescadores —no artesanos, sino industriales—, que circundan y a veces penetran en fondos de gran valor y aún libres de amparo legal.
El líder de Oceana en Europa, Xavier Pastor, que encabezó con Greenpeace en los 80 la defensa y con acciones directas en Cabrera, aseguró que “se han documentado en zonas ahora periféricas, limítrofes del parque hábitats y especies de elevada importancia ecológica”. Pastor resaltó que se impondrá la mera aplicación la “normativa ambiental y pesquera, nacional e internacional”.
Las cámaras de un robot sumergido trasmitían, en directo, el día 31 de octubre, las secuencias del rastreo del fondo del mar hasta los ordenadores de la lancha rápida fletada por Oceana. El documental y las fotos sobre el viaje submarino a la riqueza natural de Cabrera se divulgará en medio mundo. "¿Cuantas horas de imágenes en video acumulas?" inquirió Costeau al operador José Manuel Sáez que luchaba contra el oleaje, las corrientes de fondo, el sol que le blanqueaba las tres pantallas.
Al sur de Mallorca, la quinta isla por tamaño de Baleares, Cabrera y sus islotes fueron refugio histórico de piratas y contrabandistas y quedaron ajenos al desarrollismo del turismo hotelero y residencial por ser enclave estratégico de interés militar.
La declaración de máxima protección de 1991, tras años de manifestaciones en la calle y acciones directas ecologistas, blindó al territorio y su entorno de las maniobras y destructoras prácticas con bombas y fuego real efectuadas hasta finales de los 80. Oceana y Cousteau, con muchos científicos públicos que han explorado Cabrera, entienden que tras dos décadas de gestión estatal en Parques Nacionales y ahora por el Gobierno balear, la legislación de la UE y la realidad medioambiental obligan a más, a blindar los fondos excepcionales del alrededor.
Pastor y Cousteau resaltan que la pretensión de multiplicar las hectáreas marinas no es una agresión contra “los intereses respetables de los pescadores tradicionales, artesanos, de actividad sostenible, con base en los puertos cercanos”. Los activistas apuntan hacia la amenaza real, la que radica en las redes y puertas que asolan los fondos de la pesca industrial de arrastre.
“El arrastre en estas zonas es ilegal “subraya el director de Oceana y cree que podría controlarse con los sistemas de navegación por satélite y registros, cajas negras, de abordo. Uno de los santuarios submarinos que Oceana vindica está a cuatro millas de la costa de Cabrera y a seis de la isla de Mallorca, Es Fort den Moreu, una plataforma rocosa apetecida por los grandes barcos de bou (redes de fondo), equipados con alta tecnología y motores excesivos.
Científicos del Instituto Español de Oceanografía, del Gobierno de Baleares y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas destacaron la importancia de la flora y la fauna submarina y la necesidad de su protección.

Cousteau en español y una negra memoria

Alexandra Cousteau es francesa, ahora vive en Alemania por su matrimonio, tras haber residido en Estados Unidos y también en Costa Rica. Políglota se expresa en un perfecto castellano, fruto de “mi época española de estudiante durante un curso en Salamanca, a los 17 años, más etapas en Madrid y Barcelona”. Es una vip discreta y sin distancias. Al bajar al fondo del mar una vez, un mero de gran tamaño, que no ha sido perseguido en años, se encandiló de la buceadora.
“En Cabrera existió el primer campo de concentración de la historia de Europa”, observó Alexandra Cousteau en la bocana del puerto con el castillo roquero medieval. [Alude a una historia negra y de horror en España del siglo XIX, a la reclusión y abandono en la isla, tras la batalla de Bailén de 1808, más de 10.000 soldados franceses prisioneros, sin sustento, sin posibilidad de fuga, sin agua dulce. Apenas tres mil sobrevivieron al cabo de más de seis años]

. ANNIE LEIBOVITZ

Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades
Es un honor realmente extraordinario. Estoy profundamente agradecida y honrada por estar con ustedes esta tarde. Con este premio, me unen a un grupo maravilloso de artistas, escritores, compositores, arquitectos y cineastas. En este momento, me viene a la mente una galardonada anterior que significó mucho para mí: Susan Sontag.

Me siento muy orgullosa por estar aquí y mi orgullo es aún mayor al representar el medio de la fotografía. Hace quince años, en 1998, otro fotógrafo, Sebastiao Salgado –que sirve de inspiración a tantos de nosotros– fue galardonado por la Fundación.

Para mí, la fotografía representa la vida misma. Es comunicación y permite el intercambio de experiencias. Nos permite mostrar a otros lo que vemos, las cosas que nos fascinan, las personas y los lugares que amamos y apreciamos. Algunos fotógrafos desvelan nuestras dificultades y desdichas,
aquello que nos traiciona y nos frena. Otros nos transportan a mundos que nunca podríamos visitar, o nos ayudan a entender mejor a personas a las que, de otra manera, nunca conoceríamos.

Al mismo tiempo, con una cámara podemos retener los momentos fugaces de nuestras vidas. Una fotografía posibilita que recordemos, por ejemplo, esa estampa increíble que nos fascina cuando la vemos y que luego desparece de nuestra visión. O ese memorable evento; ese lugar que visitamos una vez; nuestros hijos que crecen y cambian tan rápidamente. Las personas que amamos y de quienes aprendemos. Los momentos felices, tristes y profundos que animan y enriquecen nuestros días. La fotografía siempre ha tenido ese increíble poder para detener y retener el presente, antes de que desaparezca en el pasado.

Y, sin embargo, el valor de la fotografía como una actividad seria se ha puesto en duda desde la invención de las cámaras. Durante mucho tiempo, la cuestión era si la fotografía era arte o no. Finalmente se decidió que la respuesta era que sí, pero ahora la pregunta es si la fotografía ha muerto o no.

Hasta se hacen congresos sobre este tema. En uno de esos congresos se planteó recientemente que, aunque la fotografía podría no haber muerto, sí era muy probable que los que hubieran muerto fueran los fotógrafos.

Aquí y ahora, cuando más personas que nunca han aceptado la fotografía como forma de arte, otros se preguntan si la imagen fija podrá sobrevivir en esta era de la imagen digital, de los teléfonos con cámara, de las grabaciones de vídeo de fácil acceso y de la cada vez mayor influencia de la televisión y
de Internet sobre el objeto fotográfico y la página impresa. ¿Es la fotografía menos especial que nunca, menos significativa, ahora que cualquier persona puede hacer una foto, que se hacen millones cada segundo y que nadie sabe si todas esas imágenes digitales van a sobrevivir o cómo lo harán?

La verdad es que la fotografía se inventó precisamente para que cualquier persona pudiera crear una imagen. Para que cualquier persona, de cualquier clase o posición social, pudiera tener una imagen de ella misma, o de sus familiares y amigos, o de los paisajes y las vistas y las cosas que fuesen
importantes para ella. El poder de la fotografía es el poder de compartir nuestras experiencias con otras personas, al margen de las diferencias temporales, geográficas, de educación y de creencias. El poder de mostrar lo que, de otra manera, no podría creerse. El poder para detener y retener esos
momentos que acaecen fugazmente a nuestro alrededor.
Pero ser fotógrafo es una elección.

Comprendí de joven que lo que hacía tenía importancia. A principios de la década de los setenta, tuve la suerte de formar parte de una revista, Rolling Stone, donde me tomaron en serio. Tan en serio como podía ser tomada una chica que trabajaba en una revista en la década de los setenta.

Mi vida transcurría de un trabajo a otro. Hacía fotos de los conciertos de rock pero nunca oía la música. Mirar no me permitía hacer nada más. El mirar me consumía. Mi estado de ánimo dependía de la última fotografía tomada. Si hacía una buena fotografía, estaba eufórica, viva. Si mis fotos no
eran buenas, me sentía fatal, fracasada, deprimida. Hasta que hacía la siguiente fotografía buena.

Fui reportera gráfica en un primer momento y de pronto me vi haciendo retratos. El retrato me dio la libertad de poder tomar partido, de tener una opinión, de ser conceptual y de poder seguir contando historias. No tengo las habilidades sociales que tienen muchos buenos retratistas, pero amo la fotografía. La fotografía siempre ha sido lo primero.
 

Para el fotógrafo, la fotografía no es sólo algo que queda registrado. Es la expresión de un punto de vista. El trabajo del fotógrafo es expresar ese punto de vista de forma tan acertada y consciente como le sea posible, con su talento, experiencia e intuición.

El fotógrafo es quien registra la experiencia de la mirada y la transforma en una imagen duradera.

Humildemente, creo que este honor que me otorgan esta tarde refleja la convicción de que la fotografía tiene un poder increíble. Que a pesar de que está cambiando, la imagen es cada vez más relevante y tiene más fuerza en nuestras vidas que nunca.

Muchas gracias.

La consolidación del cómic adulto

A diferencia de Estados Unidos, donde los cómics nacieron en el seno de la prensa periódica y dirigidos a un público heterogéneo que englobaba a adultos y niños, en España, al igual que el resto de Europa, nacieron en soportes editoriales especializados y dirigidos básicamente al público infantil. La convencional cultura europea tardó en dignificar la imagen impresa, teniendo que esperar a la década de 1960-1970 para que los intelectuales comenzaran a interesarse sobre el tema, tomando como punto de partida de dicho interés la aparición de un cierto cómic de vanguardia publicado en Francia e Italia.
Si tenemos en cuenta la peculiar situación de Estado español no es de extrañar que el cómic fuera concebido durante estos años como una lectura de menor calidad destinada al público infantil y juvenil. En este contexto, en 1962 se creó la Comisión de Información y Publicaciones Infantiles y Juveniles (CIPIJ) dependiente de la Dirección General de Prensa del Ministerio de Información y Turismo, que tenía unas funciones claramente censorias - eliminar los contenidos violentos o eróticos-. Con ello era evidente que el gobierno pretendía hacer del cómic un puro elemento de diversión la margen de cualquier connotación ideológica. Las repercusiones de la CIPIJ se observaron rápidamente en la disminución del número de publicaciones.
A finales de la década se comenzaron a soslayar las medidas de referido organismo a través de la adopción de fórmulas puente, como la creación de las "narraciones gráficas para adultos", que permitieron que se dieran a conocer obras como "Delta 99" de Carlos Gimenez. Y a pesar de todo se produjo un despertar teórico que fue previo al artístico y cuyas causas hemos de buscar en el "boom" repentino de este medio en otros países europeos, coincidiendo con la dura oposición al régimen franquista que hizo que dibujantes, artistas y críticos comenzaran a tantear las posibilidades de asimilación de las nuevas corrientes europeas.
                     Francesca Lladó (2001): Los cómics de la Transición (El boom del cómic adulto 1975-                                                           1984),  Barcelona: Glénat., pág. 25


viernes, 25 de octubre de 2013

La fotografía siempre tendrá futuro porque es comunicación

Leibovitz cree que la fotografía siempre tendrá futuro porque es comunicación
Se ha subido al escenario del Teatro Campoamor de Oviedo diez años después de que lo hiciera su pareja, fallecida en 2004, Susan Sontag


Oviedo. (Efe).- La estadounidense Annie Leibovitz, Premio Príncipe de Comunicación y Humanidades 2013, ha avalado hoy viernes el futuro de la fotografía en un mundo cambiante y lleno de novedades tecnológicas porque es "comunicación y permite el intercambio de experiencias".

Leibovitz se ha subido hoy al escenario del Teatro Campoamor de Oviedo diez años después de que lo hiciera su pareja, fallecida en 2004, Susan Sontag, galardonada entonces con el Premio de las Letras.

A ella ha dedicado las primeras palabras de su discurso, al señalar que en el momento de recibir este galardón en la capital asturiana no podía dejar de pensar en una premiada anterior que significó mucho para ella, la autora estadounidense a la que fotografió hasta los últimos días de su vida.

"Me siento muy orgullosa por estar aquí y mi orgullo es aún mayor al representar al medio de la fotografía", ha añadido Leibovitz en presencia de los príncipes de Asturias y de las más de 1.600 personas que asisten a la entrega de los Premios Príncipe de Asturias en el teatro Campoamor.

Leibovitz, que lleva 45 años dedicándose profesionalmente a la fotografía, ha asegurado que este arte representa para ella "la vida misma" porque con una cámara se puede mostrar lo que fascina o se ama y aprecia, las dificultades y desdichas que traicionan a los seres humanos o los momentos fugaces.

"Una fotografía posibilita que recordemos, por ejemplo, esa estampa increíble que nos fascina cuando la vemos y que luego desaparece de nuestra visión", ha señalado esta reconocida fotógrafa antes de advertir de que esta disciplina "siempre ha tenido ese increíble poder para detener y retener el presente, antes de que desaparezca en el pasado".

Ha cuestionado a quienes dicen que la fotografía no es una actividad seria o no es arte, o a quienes dicen que ha muerto en el tiempo de los teléfonos móviles con cámara, internet y la televisión porque no tienen en cuenta que la fotografía "se inventó precisamente para que cualquier persona pudiera crear una imagen".

"El poder de la fotografía es el poder de compartir nuestras experiencias con otras personas, al margen de las diferencias temporales, geográficas, de educación y de creencias", ha señalado esta comunicadora que ha reconocido que para ella, desde su faceta de reportera o de retratista, "la fotografía siempre ha sido lo primero para ella", porque es lo que ama.

Por último, ha asegurado que el premio que ha recogido hoy refleja la convicción de que la fotografía tiene un poder increíble" y que, a pesar de que está cambiando, "la imagen es cada vez más relevante y tiene más fuerza que nunca".

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lunes, 21 de octubre de 2013

Muy sencillito, pero para taller de escritura...

Personajes. Textos descriptivos y narrativos

Borja Díaz 
@BorjaDSP 
Nivel: Secundaria 
Tipología: Descripción + narrativa 

Lanzo esta propuesta que yo mismo voy a poner en práctica por primera vez este curso. En otros cursos he hecho cosas parecidas aunque de una manera más casual y menos planificada. Mi idea es que sea un proyecto que abarque todo el curso, pero como veréis es adaptable en su longitud. Una de las cosas más importantes a la hora de escribir de manera creativa, es crear a los personajes. Es habitual intentar crear a partir de sucesos y que los personajes salgan de ellos. Sin embargo, lo lógico es que sea un personaje que ya está formado en nuestra cabeza quien se enfrente a esos hechos que les presentamos. Muchos escritores comentan que una vez han creado el personaje, tiene vida propia y toma sus decisiones. A grandes trazos esta es la tarea de nuestros alumnos: crear un personaje complejo y enfrentarlo a situaciones que no hemos decidido nosotros mismos para que él mismo reaccione. Con este proyecto vamos a trabajar, por un lado, una técnica de escritura creativa y, por otro, un elemento fundamental de inteligencia emocional como es la empatía.

Primera etapa (entre 1 y 3 sesiones). Texto descriptivo. 

Vamos a empezar creando nuestro personaje a partir de una descripción física (prosopografía). Y os digo el porqué: Aunque en algunas actividades similares (en teatro, por ejemplo) se suele empezar por el lado psicológico, creo que la descripción física está más conectado con lo visual y lo visual, en nuestros alumnos, con la imaginación y la creatividad. Esta descripción física puede y quizás hasta debe ir acompañado de uno o varios dibujos en papel o formato digital. A todo el mundo le encanta dibujar, por muy mal que lo haga, y en cuanto empieza, la imaginación se dispara.

Esta descripción física nos debe llevar a la descripción psicológica (etopeya). Aquí mi intención es mostrarles que una etopeya puede llevarse a distintos niveles. Por un lado están los rasgos más evidentes (simpatía, expresividad, etc.) y por otro, los rasgos más profundos de la personalidad de su personaje. Aquellos que solo conocería alguien que conoce bien a ese personaje. Porque estos rasgos nos van a servir para dar unas pinceladas de su pasado; momentos clave que han marcado la personalidad de nuestra creación.

Segunda etapa (al gusto: entre 1 y 100 sesiones). Textos narrativos. 

Aquí os abro dos vías. Nuestro personaje se enfrenta a situaciones planteadas caprichosamente por nuestro compañeros. Con dos opciones:
 - O bien le entregamos el personaje a nuestro compañero que debe hacerle protagonista de una situación que se le ocurra.
- O bien el compañero da esa situación (podemos decir que nos propone el nudo de una historia) y el creador del personaje tiene que resolverla.
  • La que yo voy a aplicar. El personaje de cada uno nos va a acompañar durante todo el curso y va a recorrer la historia de la literatura que veamos en clase. En ciertos puntos del temario cada alumno deberá meter a su personaje dentro de una obra clave. ¿Qué surgiría de un encuentro entre Alonso Quijano y tu personaje? ¿Y si llega a Macondo? ¿Un amo más para el Lazarillo de Tormes? ¿Vivo o muerto en Comala? ¿Podría entrar al servicio de Calisto?   
  •  Con la presentación del personaje y sus vivencias a lo largo de la historia de la literatura, se hará un portfolio o quizás un ebook que, bien ilustrado, pueden conservar.   Según vaya avanzando el curso, iré actualizando la entrada con los resultados obtenidos.

jueves, 10 de octubre de 2013

Sobre el doblaje, la traducción

¿Habla usted mi idioma?

Los doblajes ponen en la boca de los actores algunas frases que no se usan en el mundo real

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Algunas cosas solo suceden en el cine. Por ejemplo, mantener una agradable conversación telefónica y colgar sin decir “hasta luego”. O ir a un gran edificio en coche y aparcar justo a la puerta. O que todos los teléfonos empiecen con 555.
Los traductores del cinematógrafo han desarrollado también un séptimo arte de hablar. Así, escuchamos con frecuencia a los actores algunas frases que casi nunca oímos en nuestra vida cotidiana.
Cuando alguien no está de acuerdo con algo, suele decir a este lado de la pantalla: “No estoy de acuerdo”. O “no lo veo, chico”. O “ni de coña, maja”. O “ni hablar”. En cambio, si actuase ante una cámara diría: “No creo que sea una buena idea”.
Sabemos que los doblajes obligan a resolver un sudoku en el que juegan el movimiento de los labios y lo que se decía en la lengua original. Pero da la sensación de que algunos guionistas han tomado carrerilla y aplican esas extrañas fórmulas incluso a las obras rodadas en español.
Así, oímos a menudo en el cine: “¡Que te den!”. ¿Que le den qué? En el español de España se aprecia que falta algo. Además de lo que usted ha pensado, podría completarse así: “Que te den morcilla”.
En muchas películas, alguien cae rodando por las escaleras —propinándose un golpe en cada peldaño— y le pregunta quien le espera abajo para recogerlo amorosamente y reconfortarlo: “¿Te encuentras bien?”. Y el espectador tendrá ganas entonces de pensar: “Coño, ¿no ves que se ha caído por las escaleras?, ¿cómo se va a encontrar?”. Claro, porque el espectador, si estuviera al pie de la escalinata de mármol por la que se ha derramado el torpe protagonista, preguntaría en ese caso: “¿Te has roto algo?”; pues ha quedado claro que bien del todo no puede encontrarse.
Hay que entender todo eso, no es fácil traducir un diálogo con el metrónomo del movimiento bucal
Por el contrario, alguien se merece una felicitación por ese hallazgo tan exclusivamente cinematográfico que se pronuncia cada vez que se encuentran dos personajes en una selva, o similar: “¿Habla usted mi lengua?”. Merece elogio, digo, porque la fórmula sirve para cualquier idioma original en que se haya rodado la película y para cualquier lengua a la que se traduzca; pero si el otro no habla su idioma, ¿cómo va a entenderle la pregunta? Usted dígale “buenos días” y ya le contestará “buenos días tenga usted” si es que ha entendido su lengua. Si no la entiende, la misma cara le va a poner que si preguntara “¿habla usted mi lengua?”; y si la entiende se ahorrarán preámbulos y entrarán ya en materia después del saludo inicial.
En la vida real, alguna gente no sabe cómo decir que no. Debieran ir más al cine. Si alguien le propone a un amigo que cruce la montaña para encontrarse con su primo, pongamos por caso, puede recibir esta respuesta: “Cruzar la montaña no es una opción”. O sea, el actor dice de esa guisa lo que a este lado de la pantalla expresaríamos de otro modo: “No se puede cruzar la montaña”, tal vez porque alberga peligros insondables o porque sencillamente no se puede cruzar la montaña.
Si se hubiera rodado una película sobre el torero Rafael El Gallo, su famosa frase “lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible” la habrían formulado de otra manera: “Lo que no puede ser no puede ser, y además no es una opción”.
En algunas películas, lo que a este lado de la pantalla llamamos “funeral” se denomina “servicio religioso” (aunque no quede muy claro qué servicio recibe el muerto); y si alguien obtiene un éxito no gritará “¡bien, bien!”, o “¡qué suerte!”, o “¡de puta madre!”, sino “síiii, síiii, síiii”. Y si va a suceder una catástrofe, quien se da cuenta de lo que se avecina gritará horrorizado: “¡Ooooh, Dios mío!”. Y el que esté a su lado agregará: “¡Maldita sea, maldita sea!”.
Hay que entender todo eso, porque no debe de resultar fácil traducir un diálogo con el metrónomo del movimiento bucal.
Siempre será mejor la versión original subtitulada, claro; pero solo si tenemos la suerte de no encontrarnos muchas faltas de ortografía en sus textos. Porque, ¡ooooh, Dios mío!, a veces parece que en los subtítulos tampoco hablasen nuestra lengua.

domingo, 6 de octubre de 2013

Conectores textuales en textos argumentativos

http://literaturaylengua.com/2010/02/03/conectores-textuales-en-un-texto-argumentativo/

Espanglish (I)

La Prensa Gráfica, El Salvador, 
http://www.laprensagrafica.com/2013/10/03/espanglish-i

En nuestros días el idioma inglés, principalmente el de Estados Unidos, se filtra en nuestra vida por muchos flancos: las nuevas tecnologías, la publicidad, la investigación científica, los viajes, la industria del entretenimiento, las migraciones... No pocos consideran que el uso de expresiones del inglés en el habla cotidiana muestra los “complejos de inferioridad”, “ignorancia” o “falta de identidad” de nuestras sociedades.

Periódicamente la Fundación del Español Urgente (Fundéu) difunde adaptaciones al español de expresiones como clúster, bróker, tuitear y resetear, bloguear, provenientes del inglés. “Ninguna lengua dura tanto tiempo sin cambios”, sentencia Antonio Alatorre, un experto en la historia del idioma español, autor del ameno y erudito libro “Los 1001 años de la lengua española” (cuarta reimpresión, 2010) del cual me he beneficiado para escribir este texto.

El latín, reconocido como la lengua madre de nuestro idioma, fue apenas una de las muchas ramificaciones de la lengua indoeuropea, originada en el extremo oriental de la península de Anatolia. Fue en esa zona donde se produjo una de las revoluciones culturales más importantes de la humanidad: la agricultura. Los excedentes de producción de los anatolios no solo se tradujeron en riqueza y expansión geográfica.

Explica Alatorre que a medida que adoptaban la agricultura “iban aprendiendo a decir cómo se decía ‘sembrar’, ‘uncir los bueyes’, de la misma forma en que en nuestros días, al adoptar el “fax”, añadimos a nuestro vocabulario español la palabra fax. La evolución de las lenguas no se puede entender bien sin la comprensión de la historia política en que se desenvuelven. Las invasiones visigodas de la península ibérica introdujeron en el vocabulario corriente la palabra ‘guerra’ y una serie de conceptos asociados a la codicia de territorios y riqueza, como ‘robar’, ‘botín’, ‘devastar´, ‘esgrimir’, ‘blandir’... Para la mayoría de estos conceptos, comenzando por el de guerra, existían palabras equivalentes en latín (lengua impuesta, a su vez, por las anteriores invasiones romanas). Obviamente los usos bélicos de los invasores penetraron muy hondo en la sensibilidad de los sojuzgados, haciéndoles adoptar esas expresiones.

Siglos más adelante las invasiones árabes (los “moros”) introdujeron al dialecto castellano al menos 4 mil arabismos en áreas como la decoración, la jardinería, la horticultura y las obras de riego, que se corresponden a objetos o conceptos para los que no había en español palabras para designarlos. Los árabes, extraordinarios horticultores, expertos en equitación y tejedores, no solo enseñaron sus destrezas a los hispanos, sino también su manera de nombrar aquellos procesos y herramientas. ‘Añil’, ‘fanega’, ‘aceituna’, ‘almíbar’, ‘alfajor’ y ‘algoritmo’ son voces árabes. La noción misma de ‘cero’ se debe a los “moros”, quienes obligaron a que toda Europa abandonara la rústica numeración romana.

Las intrusiones del inglés en el lenguaje que usamos en nuestra vida cotidiana pueden mover a la burla, a unos, y a otros, a la indignación. La nuestra no es una lengua moribunda. Es la segunda más hablada en Estados Unidos. De lo que no cabe duda es de que estamos asistiendo a otro proceso de transformación del español. El espanglish es solo uno de los retoños de esos cambios. Volveré sobre el tema en quince días.

(Lea más: http://talpajocote.blogspot.com/)

sábado, 28 de septiembre de 2013

El amante bilingüe (Juan Marsé)

NORMA VALENTÍ al teléfono:
- Assessorament lingüístic, digui?
- ¿Oiga? ¿Dirección Gneral de Política Lingüística?
- Sí, digui.
- Llamo para una conzulta, ¿sabuzté? - enmascaró la voz en un tono varonil y caliente, una dicción rápida agraciada con un deje andaluz que tenía muy ensayado en sueños e insomnios-. M'han dicho qu'hable con la zeñora Valentí, la sosoli...sosolingüi...
- Sociolingüista.
-Eso.
- Jo mateixa. Diguim el seu nom.
Silencio. Marés le ofreció un carraspeo, luego un suspiro y jadeos. Sentía un nudo en la garganta. se me parte el alma- se dijo-. ella pensará: vaya, otro charnego analfabeto y tímido que no se atreve a preguntar.
- Perdone la molestia- dijo por fin- Quería preguntarle un par de costas, ¿sabuzté? Verá, tengo un problemita de escritura y me je dicho: voy a llamar a la Xeneralitá...
- Parli català, si us plau. En catalán, por favor.
- Lo parlo mu malamente, zeñora.
                                 (...)
- Digui, digui.
- con su permiso, le decía que mi problema es éste: en los cristales del escaparate de mi tienda tengo yo pintados algunos rótulos en castellano y esos gamberros de la Crida me los ensucian con spray cada dos por tres.En vista de lo cual, he decidido poner los rótulos en catalán....
- Muy bien. Le interesa a usted saber, señor...
- Tena Amores, para servirla. Tenamores.
- ...señor Tena, que, puesto que tiene usted establecimiento, puede usted contar con la colaboración de los empresarios de rótulos afiliados a Aserluz para la presente campaña de catalanización del ramo del comercio. Debe usted ponerse en contacto con los fabricantes de rótulos.
- No, pero si es una cosita de na. Yo creo que uzté misma me pué atender , si es uzté tan amable...Mire, tengo un letrero que dice."Tubos de escape", y otro que dice:"Recambios". Este último lo he cambiado por "Recanvis", con uve de vaca, y creo que stá bien. pero, si fuera uzté tan amable, ¿cómo se dice "tubos de escape" en catalán? ¿Oiga...? ¿M'escucha, zeñora sociolingüista?
-Sí, tomo nota. Espere un momento.

                             (...)
- Pues mire usted, buen hombre, acaba de ponernos en un aprieto...En ste moemtno no sabríamos decirle con exactitud. Podría ser "tubs d'escapament", ¿sabe? Con apóstrofe.
- ¿Tubs d'escapament? Suena fenomenal, zeñora Norma. ¿Y con apóstrofe? ¿Y ezo qué es...?

Juan Marsé  (1990) : El amante bilingüe. Barcelona:Planeta, págs 62-64.

Marsé sobre la lectura

Veo sentada ante mí, en casa, a la joven estudiante de robustas rodillas y nervioso bolígrafo que me visita para anotar en su cuaderno gravísimos datos sobre mis novelas con destino a su tesina; la veo parpadear, confusa, ante mis delgadas respuestas (que no encajan en su vasto y complicado plan de estudios: le digo, por ejemplo, que el Pijoaparte jamás se propuso desenmascarar a la burguesía catalana, sino simplemente enamorar a Teresa), la veo cotejar notas, alterar esquemas, rectificar planteamientos, desorientada, y yo, algo entristecido, me pregunto quién la ha desorientado, cuándo y cómo ha perdido esa muchacha el placer de leer. Afirma que la novela le gustó, pero se nota que no lo pasó bien leyéndola, y lo que es peor, ya no considera importante el pasárselo bien leyendo novelas. Entonces, ¿quién o quiénes le quitaron a esa chica el deseo de disfrutar con un libro, dejándole sólo la obligación de aprender? ¿Aprender qué, además? ¿Sociología, semiótica y semiología, estructuralismo, sentido y forma, relaciones metalingüísticas, perspectiva exógena y estructura interna?

Por un breve instante, horribles fantasmas de posibles tesinas pasadas y futuras desfilan por mi mente con extravagantes títulos: El significado de los toros y de la humilde patata en la poesía de Miguel Hernández -Estructura, calor y sabor de las magdalenas en la obra de Proust - El Pijoaparte hijo natural semiótico de Henry James, con permiso de Félix de Azúa - Los silencios de Moby Dick y su relación metalingüística con la pata de palo de John Silver y con el mezcal y los barrancos de la prosa deMalcolm Lowry - Madame Flaubert soy yo, dijo Federico García Lorca.

¡Maldición, estamos rodeados! Así es imposible leer, hay que saber demasiadas cosas, hay que amueblar la mente de bidets teóricos, hay que ser experto en demasiadas chorradas -le digo a la desilusionada estudiante de graves rodillas y afanoso bolígrafo. Se han empeñado ellos, los malditos tambores de las cátedras y de los institutos, los avinagrados columnistas de diarios de provincias, los rastreadores de estilos y figuras de la alfombra, los rebuznos de la crítica trascendente y los cuarenta años de incultura franquista, en convertir la lectura de un libro en cualquier cosa menos en un placer, un acto libre y espontáneo, una aventura personal con la imaginación. ¿Quieres un consejo? Tira por la borda ese cuaderno y ese bolígrafo y ponte a leer, sobre estas rodillas sojuzgadas de estudiante aplicada, y con ojos infantiles a ser posible, renovada la capacidad de asombro, el sentido de la vida y la imaginación penetrante, otra vez, "La isla del tesoro". Callarán los bobos tambores eruditos y recobrarás el tesoro de leer.

El Periódico, 22-O4-1979 ( en la página oficial del escritor: http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/marse/texto3.htm)

La oscura historia de la prima Montse (fragmentos descriptivos y narrativos)


...ese arropamiento tribal que generalmente gozan las familias ricocatólicas cn mucha progenie y que ayuda a sentirse menos solo y desvalido en este mundo, en el trabajo y en las relaciones, cobijado a la sombra de las majestuosas ramas del frondoso árbol-apellido que se mecen seguras sobre esta sociedad de uñas y dientes afilados: es simplemente una honda y vieja nostalgia de estar rodeado de tíos y tías solventes y hospitalarias, de hermanas biencasadas y de cuñados, suegros, floridos ramilletes de sobrinas, de primos-hermanos y primas carnalísimas, allegados próximos o lejanos, ausentes o presentes pero en todo caso muchos, hermanados todos y bien situados en la vida, con influencias e introducidísimos; en fin, prima, vuestra numerosa parentela, la claramuntiana feligresía ramificada esplendorosamente sobre el viejo tronco del dinero y vivificada con el oportuno injerto financiero de algún perfumado conejo de hija-política o unos atributos masculinos muy estimados en los medios, con telegramática bendición papal y fervientes votos de felicidad. Quizá en todo ello no haya más que un sentimiento banal y epidérmico, qué quieres, una melancolía enfermiza, una típica idea de huerfanito.


(...)

Él se desnuda. El cuarto es pequeño y de techo inclinado, le han dejado el peor camastro, en un rincón y paralelo a las gruesas vigas encaladas del techo que, en su declinar, rozan casi la cabecera. En un ventanuco junto a la almohada se asoma la noche estrellada, un silencio remoto.

(...)


Juan Marsé (1970) : La oscura historia de la prima Montse, Barcelona:Lumen.

Sujeto, verbo y predicado. (Juan José Millás, 1990: La soledad era eso)

Elena dudó y sintió que el miedo hacía estragos otra vez en el área de su cuerpo dominada por los intestinos. Comprendió entonces que lo que más temía era ver a su madre sentada en la butaca, bajo el tictac del reloj de péndulo que al ponerse en marcha aquel domingo había restituido el viejo orden,la antigua armonía, la sintaxis familiar que evocaban la butaca y el reloj y en la que su madre había jugado el papel de cópula, de unión. sujeto, verbo y predicado, gritó atravesando el salón en un movimiento de pánico. Encendió la luz y contempló la butaca vacía, pero raramente habitada, sobre la que el reloj medía un tiempo que a Elena le concernía y no le concernía a la vez.

Juan José Millás (1990): La soledad era eso. Barcelona: Destino (Círculo de Lectores), pág.50.

jueves, 26 de septiembre de 2013

La salvación de los periódicos europeos es digital

Los periódicos europeos están viendo que los subsidios gubernamentales que durante años han recibido empiezan a desaparecer, debido en cierta medida a la crisis económica que se vive en la zona euro. Michael Kozlowski en un artículo publicado en GoodeReader cree que para muchos de estos diarios la solución está en adoptar el modelo online, aunque solo con ello no tienen garantizado el éxito.
En un país como Francia, un diario de tirada nacional como La Tribune se convirtió en semanal. Decenas de publicaciones en España y Grecia han desaparecido. En Italia las subvenciones estatales se han reducido a algo más de un veinte por ciento en los últimos cinco años. A esto hay que añadir –comenta Kozlowski– que en este país solo un cinco por ciento de los italianos tiene suscripciones a diarios, algo que contrasta con el veinticinco por ciento que hay en los Estados Unidos.
La falta de fondos procedentes de los gobiernos está llevando a que muchas empresas periodísticas decidan pasarse al modelo digital, pero en opinión de este periodista no están preparados para este cambio ya que durante muchos años han dependido de donaciones. Además, los periodistas se ven obligados a escribir para marcas físicas y digitales simultáneamente, duplicando así su trabajo.
El único punto de luz que se ve en Europa, comenta Kozlowski, es Alemania, ya que en este país los periódicos rara vez han recibido subsidios gubernamentales y han tenido que rentabilizarse de forma autónoma. Dos tercios de los adultos alemanes sigue leyendo prensa escrita con regularidad y varios editores han adoptado el modelo paywall, es decir pagar por contenidos online de calidad.
En definitiva, finaliza, los periódicos en Grecia, Francia e Italia tienen serios problemas. Aquellos de mayor tirada están bajo el auspicio de propietarios muy solventes que están más interesados en el poder que en los beneficios. A esto, añade, las subvenciones estatales están empezando a desaparecer y muchos de ellos no están preparados para sacar provecho a la distribución digital. Se ven obligados a adoptar modelos en línea y que sus escritores publiquen simultáneamente en ambas plataformas. Desde luego –concluye–, los períodos de transición no son fáciles, pero es necesario que se eduque a la ciudadanía y se la informe de qué es lo que realmente está pasando, antes de que la mayoría de las empresas periodísticas se vean abocadas a desaparecer bajo la presión.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Vivir fuera

http://elpais.com/elpais/2013/08/30/eps/1377873980_462019.html

Javier Cercas
Hace un cuarto de siglo viví fuera de España durante dos años, en Estados Unidos, no lejos de Chicago. Por entonces yo era muy joven y quería ser norteamericano; mejor dicho: quería ser un escritor norteamericano; mejor dicho aún: quería ser un escritor norteamericano postmoderno. Vivir fuera me enseñó algo importante: que yo era español –o al menos esa mezcla de extremeño y catalán que quizá sólo se puede llamar español– y que en consecuencia tenía que resignarme a ser un escritor español. Fue una decepción tremenda, de la que intenté vengarme entregándome con entusiasmo a las cosas que se supone que hacemos los españoles: comer a las tres de la tarde, dormir la siesta, hablar a grito pelado y demás salvajadas por el estilo. He vuelto a hacerlo. Quiero decir que he vuelto a vivir fuera, esta vez en Berlín, donde he pasado cuatro meses en la Universidad Libre, hablando de Borges. Por cierto que sólo ahora he descubierto que yo no era tan original como me creía, y que, para saber quién es, todo el mundo necesita verse desde fuera. Borges, sin ir más lejos, necesitó vivir siete años en Europa, cuando era apenas un chaval, para descubrir que era argentino, y por eso (o porque decidió hacer de la necesidad virtud) su primer libro se tituló Fervor de Buenos Aires, igual que los herederos legítimos de Borges tuvieron que querer ser escritores franceses o norteamericanos y tuvieron que vivir varios años en Europa para descubrir que eran latinoamericanos. Uno no vive fuera para descubrir a los demás, sino para descubrirse a sí mismo.
"Todo el mundo necesita verse desde fuera para saber quién es"
No sólo para eso, claro. A veces hay que vivir fuera para ganarse la vida; a veces dan ganas de hacerlo para aliviarse de las neurosis nacionales, o porque a uno le vence la sensación de vivir en un país frío y feroz, moralmente abyecto. Un país donde va a la cárcel quien roba diez euros y no quien roba diez millones. Donde la vida pública parece un estercolero en el que hozan sinvergüenzas especializados en dar lecciones de ética y mentirosos disfrazados de paladines de la verdad. Donde la televisión da asco y pena, mientras que las escuelas, las universidades y las librerías sólo dan pena. Un país de ganadores y perdedores donde no se sabe ganar ni perder, porque las derrotas siempre se atribuyen a los demás, y las victorias, a uno mismo, y porque los ganadores sólo conocen la chulería, y los perdedores, el rencor. Un país donde se inventan problemas ficticios para esconder los reales, y donde políticos trileros organizan engaños masivos para tapar incompetencias y corrupciones masivas y los presentan como ejercicios de radicalidad democrática. Un país sórdido y sucio, donde se confunde ser tolerante con ser pusilánime, donde la rapacidad se viste de altruismo y donde prosperan los canallas, incluidos los canallas de las buenas causas. Un país de pícaros, cobardes y cantamañanas, donde todavía gobiernan los curas.
Pero no es verdad: no somos esencialmente peores que otros, aunque a veces lo parezcamos; de hecho, ni siquiera sé muy bien qué demonios significa eso de “esencialmente”. Una vez coincidieron Fernando Fernán-Gómez y Erland Josephson, el pro­­tagonista de tantas películas de Bergman. “¿Sabe usted cuál es el pecado nacional español?”, le preguntó Fernán-Gómez al gran actor sueco. “No”, contestó naturalmente Josephson. “La envidia”, le informó Fernán-Gómez. “Caramba”, replicó Josephson. “¿Pues sabe usted cuál es el pecado nacional sueco?”. “No”, contestó naturalmente Fernán-Gómez. “La envidia”, dijo Josephson. Así que, como suele decirse, en todas partes cuecen habas (salvo, al parecer, en el Perú, donde, según el poeta César Moro, sólo cuecen habas), y la España de hoy no es ninguna excepción. De hecho, muchos extranjeros que visitan nuestro país se asombran de que, a pesar de la brutal situación que vivimos, las calles sigan animadas por un gozo vital permanente y no se haya producido una explosión social, cosa que en parte se debe, como todos sabemos, a una doble ONG llamada familia y amigos. Nada más lejos de mi intención que ponerme patriótico, pero esa capacidad para la alegría trágica y para la compasión real son, a mi entender, dos virtudes considerables. Aunque quizá para apreciarlas del todo también haya que vivir fuera. Quizá para vivir dentro hay que vivir fuera.

Isinbayeva culmina su adiós por todo lo alto

https://mail-attachment.googleusercontent.com/attachment/u/0/?ui=2&ik=baf2fbff62&view=att&th=140de7f17f1dedd3&attid=0.1&disp=inline&safe=1&zw&saduie=AG9B_P9bGw8-w5ygKbF6ESDjxk3r&sadet=1378128834758&sads=vxJ7pEJ6VJGlJwmMhclz45372mk&sadssc=1

jueves, 29 de agosto de 2013

Cien años de fotografías y atentados: La sirenita celebra su aniversario como símbolo de Copenhague. Su cuerpo ha narrado también el conflicto político

Esta pequeña mujer de 1,25 metros y 175 kilos de peso ha llegado a su 100 cumpleaños después de diversos atentados y apaleos: le colocaron explosivos, le cortaron la cabeza en varias ocasiones—y en una de ellas los vándalos, arrepentidos, se la devolvieron—, le amputaron el brazo, la han teñido de pinturas y la han arrojado al mar. El cuerpo de La sirenita o La pequeña señora del mar de Copenhague ha tomado el pulso de los debates políticos —un grupo feminista reivindicó la decapitación de 1998— y del incremento del racismo en Dinamarca en la década en la que gobernaron los liberal-conservadores con el ultraderechista Partido Popular Danés de Pia Kjaersgaard a la cabeza. No solo la han ataviado con camisetas de fútbol o con un bikini pintado por estudiantes en 1961. Un burka cubrió su cuerpo de bronce en 2004 como protesta contra la adhesión de Turquía a la Unión Europea, y también ha tenido que soportar el peso de una túnica blanca del Ku Klux Klan.
Ahora la sirenita es el monumento más fotografiado de su país, con un millón de visitas anuales, pero los daneses siguen conservando por ella un sentimiento tibio. Un 23 de agosto de 1913 comenzó oficialmente la existencia de esta estatua inspirada en el popular cuento de Hans Christian Andersen de 1837 cuyo personaje también pagó un alto precio en sus propias carnes por vivir entre los seres humanos: el dolor al caminar y quedarse sin voz, sin ese canto que según la mitología griega sirve para atraer a los marineros, por el amor de un príncipe. Y no solo en el cuento tuvo que competir con otra mujer: una sirena expresionista que situaron a unos cientos de metros de la escultura quiso robar la atención de los turistas hace unos años. En 2010 abandonó por única vez su vigilancia del puerto para ser trasladada al pabellón danés de la Exposición Universal de Shangai.
Para la celebración de su centenario, un centenar de nadadoras se echaron al mar y compusieron un “cien”. Exposiciones, fuegos artificiales, la representación del musical ruso que lleva su nombre y una actuación de la bailarina danesa-española Selene Múñoz... La concejal de Cultura del Ayuntamiento de Copenhague Pia Allerlev ha comparado la importancia que la escultura tiene para Copenhague con la de la torre Eiffel y la estatua de la Libertad.
La estatua fue donada por el cervecero Carl Jacobsen que se la encargó al escultor Edvard Eriksen tras haberse quedado prendado del personaje al ver una representación de ballet en el Teatro Real de Copenhague. Pero la intérprete, la bailarina Ellen Price, se negó a posar desnuda para el artista y finalmente solo su cabeza sirvió de inspiración. El resto del cuerpo que ahora se enclava en una roca de la bahía de la capital danesa en el puerto de Langelinie y junto a la fortaleza de Kastellet Eriksen lo esculpió teniendo a su mujer como modelo.
Hans Christian Andersen nació en Odense en una familia humilde lastrada por el alcoholismo y la locura, hijo de un zapatero que solo reía al leer y de una lavandera muy religiosa. Este muchacho de aspecto lánguido tuvo que soportar el desprecio de los poderosos. Solo un botón de muestra: el día de su confirmación el párroco le hizo sentarse al fondo de la iglesia porque era el más pobre. Cuando se mudó a la capital danesa a la edad de 14 años apenas sabía leer ni escribir. Y después todo fue cambiando para él y pudo viajar a no menos de treinta destinos, acompañado siempre de una maleta con una soga, por si tuviera que saltar por la ventana en caso de incendio. Quizá uno de los desplazamientos más felices fue la visita que le hizo a su admirado Charles Dickens, en cuya casa permaneció más de un mes, para desesperación, eso sí, de los familiares del autor de Oliver Twist.
Andersen está en el olimpo de los autores de cuentos para niños que en realidad tienen mucho de para adultos. La reina de las nieves, El soldadito de plomo, La pequeña cerillera, El patito feo, El traje nuevo del emperador... están inspirados en leyendas populares, en las historias que el autor escuchaba de sus familiares y en aquellas que recogió en el asilo en el que su abuela trabajaba y donde él pasó muchas horas. Andersen se hizo célebre por sus cuentos, a pesar de su rebeldía hacia este hecho: los consideraba de menor calidad a sus novelas, obras teatrales y poemas, una tontería. Desde hace cien años una estatua menuda en Copenhague también corrobora que estaba equivocado.

lunes, 26 de agosto de 2013

José Luis Sampedro:Bibliotecas

  ARTÍCULO DE PRIMERA NECESIDAD por José Luis Sampedro. Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus “clientes” éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos. Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo. Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y veces también ellas quedaban prendadas. Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos.Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro. Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir –eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo. Me quedo confuso y no entiendo nada.En la vida corriente el que paga una suma es porque:a) obtiene algo a cambio b) es objeto de una sanción.Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura? Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación? ¿Acaso dejaron de cobrar por el libro vendido? ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas? ¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos?Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europa mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra. Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña..

viernes, 23 de agosto de 2013

No leeré más ‘e-mails’

EJERCICIO: IMAGINAR EL EMAIL AL QUE RESPONDE VILA-MATAS O BIEN ESCRIBIR LA RESPUESTA AL EMAIL DE VILA-MATAS.

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/08/22/actualidad/1377189272_128104.html

Eric Satie no abría nunca las cartas que recibía, pero las contestaba todas. Miraba quién era el remitente y le escribía una respuesta. Cuando murió, encontraron todas las cartas por abrir, y algunos amigos se lo tomaron a mal. Sin embargo, no era para enfadarse. Cuando publicaron las cartas juntamente con sus respuestas, el resultado fue muy interesante. “Esa correspondencia es fantástica porque todos ahí hablan de cosas distintas y, por supuesto, esa es la esencia del diálogo”, comentó Ricardo Piglia.
Este verano me embarqué en el veleroZacapa, un Frers Dorado 36, bautizado con nombre de ron por el color de su madera. Dos expertos navegantes —uno es publicista y dueño del barco y el otro es un escritor amigo— me permitieron subir a bordo en el puerto de Marsella, la ciudad donde con gran vorágin
Debo decir que en ningún momento me obligaron a colaborar en los trabajos del Zacapa, aunque, al parecer, viendo que no arrimaba el hombro para nada y solo me limitaba a espiar sus diálogos en alta mar, hubo momentos en que los dos sintieron deseos de tirarme por la borda.
Finalmente, me dejaron en un hotelito en la bahía de Nora, al sur de Cerdeña, junto las ruinas del poblado fenicio de Pula. Llevo aquí cinco días entre la playa y la piscina y la visita obsesiva a las ruinas, que son sin duda lo más interesante de los alrededores.
El wifi del hotel ha funcionado de forma tan irregular que me ha desquiciado. Como venganza, pero también como juego de despedida y guiño a Satie, voy a homenajear hoy a la verdadera esencia de todo diálogo respondiendo e-mails que me han llegado durante las vacaciones y que no he leído ni pienso leer.
Al e-mail 1 (un gran amigo) le he respondido que no somos tan cabrones y que la prueba está en que algunos figurones literarios deben más de uno de sus éxitos a que nos ha dado apuro parecer envidiosos.
Al e-mail 2 (sospecho que un entrevistador) le he respondido que hay una escritora, Elisabeth Robinson, que a la cuestión de si es autobiográfica o no su obra narrativa siempre contesta: “Sí, el diecisiete por ciento. Siguiente pregunta, por favor”.
Al e-mail 3 le he recomendado no leer a los que tratan de imponer algún tipo de escritura excluyendo a las demás, porque es de mendrugos no defender que han de existir múltiples formas de literatura, tantas como formas de vida.
Al e-mail 4 (el entrenador del Bayern) le he escrito diciéndole que los críticos presumidos sólo mejoran cuando están morenos.
Al e-mail 5 le he confiado que en Marsella soñé todo el rato que encontraba en la calle balas sin detonar.
Al e-mail 6 (editor en crisis que solo ha defendido intereses comerciales y nunca intelectuales) le he insinuado que en la adversidad conviene muchas veces tomar por fin un camino atrevido.
Al e-mail 7 le he dicho que me habría gustado refugiarme un año entero en París o en Nueva York y huir de los capullos de mi tierra, pero ya es tarde para todo.
Al e-mail 8 (remitente de naturaleza envidiosa) le he contado que no iba a tardar nada yo en untar de mantequilla una tostada.
Al e-mail 9 le he dicho que la verdad tiene la estructura de la ficción.
Al e-mail 10 le he explicado que no me molestaría conocer Abu Dabi si pudiera volver el mismo día.
Al e-mail 11 le he dicho que entre mis autores preferidos están David Markson y Flann O’Brien, y todos los autores preferidos por Markson y O’Brien, y todos los autores que estos, a su vez, preferían.
Al e-mail 12 le he escrito como si le estuviera enviando una carta postal: De vacaciones en Cerdeña. Ruinas y luna llena. Comida espectacular. Me he negado a hacer amigos. Abrazos.
Al e-mail 13 le he contado que me he cansado ya de esperar, de emprender, de lograr, de abrochar y desabrochar, de perseverar, de insistir.
Al e-mail 14 (un escritor principiante) le he dicho que no leo nada por miedo a encontrar cosas que estén bien.
Al e-mail 15 le he explicado que he podido confirmar que es cierto que cuando miras al abismo, el abismo también te mira a ti.
Al e-mail 16 le he contado que la mayor discusión de mi vida la tuve en Soria y duró dos días y llegó a ser violenta: discutí sobre cómo se pronunciaba Robert Mitchum.
Al e-mail 17 le he confirmado que Norma Jean Baker se mató.
Al e-mail 18 le he recordado que todo permanece pero cambia, pues lo de siempre se repite mortal en lo nuevo, que pasa rapidísimo.
Cuando iba a cerrar el ordenador, ha entrado desde Marsella in extremisel e-mail 19, al que he contestado que no voy a pagarle mi deuda y que lo siento pero voy con prisas, porque salgo de inmediato hacia las ruinas de Pula, donde —ya sabrá disculparme— lo he dispuesto todo para esta noche suicidarme.
Tal vez me envíe otro correo. Da igual. Entiéndaseme, es algo serio y yo sé que definitivo: no leeré más e-mails.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Decálogo para escribir novelas (La novela negra está de luto)


Elmore Leonard, autor de medio centenar de novelas de género, ha fallecido a los 87 años en un suburbio de Detroit, ciudad que hacía unas semanas proclamaba oficialmente su decrepitud, declarándose en bancarrota, y donde el escritor había pasado la mayor parte de su vida. Leonard había nacido en 1925 en otra ciudad cuya decrepitud intrínseca es también beneficiosa para la imaginación, Nueva Orleans, y llevaba 60 años publicando novelas a razón de una por año, con la mera excusa de que “le resultaba divertido hacerlo”. Su idea de literatura no podía estar más clara.

Harto de que lo atosigaran con preguntas que explicaran la clave de su éxito, en 2001 redactó un decálogo que no tiene desperdicio. “Bajo ningún concepto empiece una novela hablando del tiempo que hace”. “Nada de prólogos”. “Evite las descripciones detalladas de cosas, personajes o lugares”. En esencia, la poética del novelista se puede resumir en dos normas: “No escribir lo que se suele saltar el lector” y sobre todo: “Si suena a literatura, olvídelo, no sirve”.

Esa naturalidad hacía saltar por los aires las distinciones entre “alta” y “baja” literatura. Escritores como Martin Amis, Saul Bellow, Barry Gifford o Raymond Carver coincidían en proclamar la maestría de Elmore Leonard con lectores que jamás les habían leído ni pensaban hacerlo. Stephen King, por traer a colación a un escritor de una estirpe muy distinta, estaba totalmente de acuerdo.

Empezó escribiendo cuentos y novelas del Oeste, en la década de los cincuenta. La primera, una narración de media distancia titulada El agente apache, la vendió por 90 dólares a la revista Argosy, que enseguida vio en él a un maestro en ciernes del género. Una de las últimas, Hombre (1961), fue elegida por los especialistas como uno de los mejores westerns de todos los tiempos. Su método para inspirarse, según confesó en una entrevista, consistía en sumergirse hipnóticamente en la lectura de una publicación titulada Autopistas de Arizona. Donde los demás no veían más que paisajes áridos, Elmore atisbaba un filón inagotable de historias, todas pobladas de personajes nítidamente definidos.

Cuando los westerns empezaron a perder el favor del público, Leonard se pasó a la ficción criminal. Su primera novela negra, The Big Bounce, fue rechazada por un total de 84 editoriales y varias productoras cinematográficas. Acabó siendo un best seller del que se hicieron dos versiones fílmicas. En sus nuevas ficciones, el desierto fue sustituido por una sucesión de enclaves urbanos. Los nuevos escenarios eran lugares como Detroit y Nueva Orleans, Miami, San Juan o Atlantic City. Tan importante como el trasfondo urbano, una galería de personajes que tenían en común su desprecio por la ley y las buenas costumbres, por quienes el novelista sentía particular debilidad.

En cuanto al estilo, en conformidad con su decálogo de la buena escritura, era prioritaria la escalofriante desnudez de la prosa, técnica que aprendió de Hemingway, a quien sin embargo achacaba un grave defecto: su falta de sentido del humor, fallo que el discípulo supo mantener a raya. En segundo lugar, el dominio del diálogo: la manera de hablar de sus personajes es real. Las páginas de Elmore Leonard destacan por sus cualidades sensoriales auditivas, tanto como visuales. Otro truco: imitar no a los nombres encasillados en el género negro, sino a autores de la estirpe de John Steinbeck y John O’Hara, por señalar dos influencias muy cercanas. Eso explica que Martin Amis dijera en una ocasión que al lado de la suya, la prosa de Chandler resultaba torpe.

La obra de Leonard parecía nacida más para la pantalla, grande o pequeña, que para la página. Aparte de las adaptaciones televisivas, una veintena de títulos de Elmore Leonard, entre relatos y novelas, fueron trasladados con gran éxito al cine. Pocos escritores pueden alardear de un reparto de actores encargados de dar vida a sus personajes de papel como el suyo: Paul Newman, en Hombre; Charles Bronson, en Mister Majestyk; Burt Lancaster, en Que viene Valdez; Burt Reynolds, en Stick; Alan Alda, en La guerra de los contrabandistas; Pam Grier, en Jackie Brown; George Clooney y Jennifer López, en Una relación muy peligrosa; Peter Falk, enPronto; Mickey Rourke, en Killshot; John Travolta, en Cómo conquistar Hollywood, y Glenn Ford y Russell Crowe, en dos versiones diferentes deYuma (separadas entre sí por una distancia de 50 años). La muerte de Elmore Leonard deja una larga huella de tristeza, uniendo en un sentimiento difícil de explicar a escritores y lectores que en principio a nadie se le hubiera ocurrido aunar.