sábado, 28 de septiembre de 2013

La oscura historia de la prima Montse (fragmentos descriptivos y narrativos)


...ese arropamiento tribal que generalmente gozan las familias ricocatólicas cn mucha progenie y que ayuda a sentirse menos solo y desvalido en este mundo, en el trabajo y en las relaciones, cobijado a la sombra de las majestuosas ramas del frondoso árbol-apellido que se mecen seguras sobre esta sociedad de uñas y dientes afilados: es simplemente una honda y vieja nostalgia de estar rodeado de tíos y tías solventes y hospitalarias, de hermanas biencasadas y de cuñados, suegros, floridos ramilletes de sobrinas, de primos-hermanos y primas carnalísimas, allegados próximos o lejanos, ausentes o presentes pero en todo caso muchos, hermanados todos y bien situados en la vida, con influencias e introducidísimos; en fin, prima, vuestra numerosa parentela, la claramuntiana feligresía ramificada esplendorosamente sobre el viejo tronco del dinero y vivificada con el oportuno injerto financiero de algún perfumado conejo de hija-política o unos atributos masculinos muy estimados en los medios, con telegramática bendición papal y fervientes votos de felicidad. Quizá en todo ello no haya más que un sentimiento banal y epidérmico, qué quieres, una melancolía enfermiza, una típica idea de huerfanito.


(...)

Él se desnuda. El cuarto es pequeño y de techo inclinado, le han dejado el peor camastro, en un rincón y paralelo a las gruesas vigas encaladas del techo que, en su declinar, rozan casi la cabecera. En un ventanuco junto a la almohada se asoma la noche estrellada, un silencio remoto.

(...)


Juan Marsé (1970) : La oscura historia de la prima Montse, Barcelona:Lumen.

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