jueves, 26 de septiembre de 2013

La salvación de los periódicos europeos es digital

Los periódicos europeos están viendo que los subsidios gubernamentales que durante años han recibido empiezan a desaparecer, debido en cierta medida a la crisis económica que se vive en la zona euro. Michael Kozlowski en un artículo publicado en GoodeReader cree que para muchos de estos diarios la solución está en adoptar el modelo online, aunque solo con ello no tienen garantizado el éxito.
En un país como Francia, un diario de tirada nacional como La Tribune se convirtió en semanal. Decenas de publicaciones en España y Grecia han desaparecido. En Italia las subvenciones estatales se han reducido a algo más de un veinte por ciento en los últimos cinco años. A esto hay que añadir –comenta Kozlowski– que en este país solo un cinco por ciento de los italianos tiene suscripciones a diarios, algo que contrasta con el veinticinco por ciento que hay en los Estados Unidos.
La falta de fondos procedentes de los gobiernos está llevando a que muchas empresas periodísticas decidan pasarse al modelo digital, pero en opinión de este periodista no están preparados para este cambio ya que durante muchos años han dependido de donaciones. Además, los periodistas se ven obligados a escribir para marcas físicas y digitales simultáneamente, duplicando así su trabajo.
El único punto de luz que se ve en Europa, comenta Kozlowski, es Alemania, ya que en este país los periódicos rara vez han recibido subsidios gubernamentales y han tenido que rentabilizarse de forma autónoma. Dos tercios de los adultos alemanes sigue leyendo prensa escrita con regularidad y varios editores han adoptado el modelo paywall, es decir pagar por contenidos online de calidad.
En definitiva, finaliza, los periódicos en Grecia, Francia e Italia tienen serios problemas. Aquellos de mayor tirada están bajo el auspicio de propietarios muy solventes que están más interesados en el poder que en los beneficios. A esto, añade, las subvenciones estatales están empezando a desaparecer y muchos de ellos no están preparados para sacar provecho a la distribución digital. Se ven obligados a adoptar modelos en línea y que sus escritores publiquen simultáneamente en ambas plataformas. Desde luego –concluye–, los períodos de transición no son fáciles, pero es necesario que se eduque a la ciudadanía y se la informe de qué es lo que realmente está pasando, antes de que la mayoría de las empresas periodísticas se vean abocadas a desaparecer bajo la presión.

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